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Presidenta Grupo BEI Nadia Calviño discurso sobre el tema "El liderazgo de Europa en la nueva economía verde y digital" durante el XXIII Congreso de Directivos CEDE, A Coruña 28 noviembre, 2024


©Jose Luis Pindado/ EIB

Bos días, querida Alcaldesa, querido Presidente de la Diputación, querido Isidro Fainé, querido José María Méndez, querida Rosa María Carabel, queridos amigos.

Sí, bos días. Estoy emocionada, evidentemente, muy emocionada y muy feliz de poder estar aquí, en miña casa, en miña terra, una ciudad en la que nadie es forastero, como ya se ha dicho. Y poder compartir con ustedes algunas reflexiones sobre temas clave para el presente y para el futuro de Galicia, de España, de Europa.

La verdad es que hace un año, cuando mi querido Isidro Fainé me dijo: “¿Dónde organizamos el congreso el año que viene?’’ No lo dudé, inmediatamente dije ‘’En Coruña’’, no solo porque sea mi ciudad, que también, no solo porque tenga una alcaldesa que ya han visto, tiene una enorme energía, un gran compromiso con la empresa privada y con la actividad económica, y que inmediatamente dijo “Por supuesto, vamos a organizar, va a salir fenomenal’’, sino también porque es la sede de la Agencia Española de supervisión de la Inteligencia Artificial, la primera en Europa, y tiene un ecosistema vibrante, potente de universidades, centros de investigación y empresas grandes y pequeñas que tienen un papel muy importante que jugar en el futuro de la inteligencia artificial.

En ese momento, no sabía que iba a participar como presidenta del Banco Europeo de Inversiones en el congreso en el que llevo participando todos los años desde el 2018, como ya se ha mencionado, pero casi un año después de asumir este puesto, y ahora que estamos en privado y en familia, voy a compartir con ustedes algunas reflexiones para poner el marco general, el marco geopolítico en el que se enmarca todo este debate sobre el presente y el futuro de la inteligencia artificial.

Y es que, como hemos visto en el vídeo introductorio, estamos en medio de un cambio profundo. Un cambio profundo del orden mundial que ha regido el destino de nuestros países y el destino de España durante los últimos 80 años. Ese orden mundial que estaba basado en una red de instituciones multilaterales lideradas por las grandes economías occidentales que tenían como misión guardar la estabilidad financiera, impulsar un comercio mundial cada vez más abierto, basado en reglas, proteger la hegemonía del dólar en el mundo, impulsar la economía de mercado como elemento inseparable de la democracia liberal.

Europa se ha beneficiado enormemente de los dividendos de la paz derivados de este orden mundial. Pero ahora todos estos elementos están siendo cuestionados. El surgimiento de nuevas potencias está llevando a grandes tensiones y la fragmentación de los mercados internacionales. Se está cuestionando la gobernanza de las instituciones financieras multilaterales, emergen nuevas alianzas estratégicas, las vemos todos los días en los medios de comunicación, se están planteando nuevos sistemas monetarios y de pagos. Y todo ello genera incertidumbre para los inversores e inquietud a los ciudadanos.

Estos cambios geopolíticos, además, están coincidiendo con una revolución tecnológica en dos ámbitos. Por una parte, la reforma energética e industrial, ya se ha hablado aquí de ella, derivada de la respuesta al cambio climático y, por otra, la explosión de la inteligencia artificial y el resto de tecnologías disruptivas  en el ámbito digital que es bien conocida por muchas de las personas presentes hoy aquí.

Europa se encuentra sin duda en una encrucijada y de las decisiones que tomemos ahora dependerá nuestra voz en este nuevo orden internacional, la competitividad de la industria europea y, por tanto, la capacidad de seguir garantizando la seguridad y la prosperidad para las generaciones futuras. Los ciudadanos y las empresas son bien conscientes de estos retos.

Una reciente encuesta elaborada por el Banco Europeo de Inversiones muestra que España es el país europeo que tiene el mayor porcentaje de ciudadanos que consideran que la acción climática es prioridad política, un 95 % de los encuestados, y esta encuesta se realizó antes de que sufriéramos las recientes y terribles riadas en buena parte de nuestro país. Seis de cada 10 empresas europeas invierten en la transformación verde, en la acción por el clima y siete de cada 10 empresas invierten en la digitalización de los procesos, en la introducción de estas nuevas tecnologías en su funcionamiento. Y es que para hacer frente a estos retos está claro y es unánime la visión de que es necesario movilizar un gran volumen de inversión pública y privada.

Y el Banco Europeo de Inversiones, que, como se ha señalado ya aquí, es el banco público de los 27 estados miembros, gracias a su triple A y a su enorme balance de 600 000 millones de euros, está llamado a jugar un papel clave para movilizar esa inversión, para apoyar a la industria y a las PYMEs europeas, reforzando también la voz Europa en el mundo. Como Banco del Clima, más del 50 %  de nuestras operaciones se destinan a la acción climática, a la adaptación y a la mitigación del impacto del cambio climático, y es que invertir en la transición verde no solo es lo correcto, pensando en las generaciones futuras sino que también es una inversión rentable aquí y ahora. Cada euro invertido en resiliencia climática ahorra entre cinco y siete euros en compensación de daños y reparaciones, sin hablar de los daños irrecuperables como la terrible pérdida de vidas humanas.

Las recientes riadas en buena parte de nuestro país son un ejemplo claro de la necesidad de invertir en prevención y en resiliencia. Desde el BEI nos hemos movilizado rápidamente. Ya hemos anunciado la reprogramación de proyectos y la agilización de los desembolsos previstos en las zonas afectadas por la DANA hasta 900 millones de euros. Y en las próximas semanas empezaremos a canalizar aproximadamente 400 millones de euros más, a través de las entidades financieras para apoyar a las pymes y las empresas de mediana capitalización afectadas por las recientes inundaciones.

Nuestro objetivo colectivo tiene que ser la reconstrucción de las infraestructuras y, sobre todo, la adaptación al cambio climático. Se trata de construir y reconstruir mejor, de incorporar nuevas tecnologías más eficientes y de lograr una energía más barata y más limpia. Y aquí hay buenas noticias porque la revolución tecnológica está avanzando de forma imparable. Por encima de los debates políticos, la transición verde ha entrado en una nueva fase.

Lo he podido comprobar en la reciente reunión de la COP en Bakú. Estamos entrando en una nueva fase en la que esta transición climática está liderada cada vez más por las nuevas tecnologías. Y en este contexto es fundamental que Europa siga liderando esas tecnologías limpias que permiten desacoplar el crecimiento económico y la prosperidad de la emisión de CO2 y de otros gases contaminantes. Sin duda, esta será una de las prioridades de la nueva Comisión Europea que echa a andar esta semana, proporcionar el marco legal adecuado y movilizar la inversión necesaria para conjugar la acción climática con la competitividad.

Y para eso hace falta una regulación simple adaptada a la realidad, una regulación que apoye la competitividad de la industria europea, como muy bien ha señalado Rosa María Carabel hace un momento aquí, y para ello hace falta inversión. Así que, de nuevo, el Banco Europeo de Inversiones está en el centro de todos los debates y todas las propuestas como un agente clave para movilizar la inversión pública y privada, financiando las grandes infraestructuras de transporte y energía, los proyectos más innovadores y de alto riesgo, acompañando el proceso de adaptación del conjunto de la economía, especialmente en el ámbito de la industria, en el ámbito de la agricultura, en el ámbito de los transportes, desde las líneas de alta velocidad hasta las interconexiones eléctricas de España con Francia y Portugal, la central hidráulica innovadora del Salto de Chira en Gran Canaria, la eficiencia energética del centro hospitalario del CHUAC aquí en La Coruña, el proyecto de generación de biometano mediante el reciclaje de residuos agrarios con Nortegas que se ha firmado precisamente hoy, son muchos los proyectos emblemáticos que se están desarrollando en España y que están siendo financiados por el Banco Europeo de Inversiones.

De hecho, creo que no es aventurado señalar que, gracias al Banco Europeo de Inversiones, España se está consolidando como el país de las renovables. Y junto a la transición verde, Europa necesita también escalar la inversión en nuevas tecnologías digitales. Para ello hay que activar las dos palancas que señalan los recientes informes Letta y Draghi.

Es cierto que estos dos informes son claros en cuanto a las dos palancas fundamentales para que Europa mantenga ese liderazgo tecnológico y esa fuerte voz en el mundo que se está construyendo. En primer lugar culminar el mercado interior con la integración de los mercados que todavía están separados por las fronteras nacionales, como el de la energía o las telecomunicaciones. Estoy segura de que hoy se hablará aquí de ello. En segundo lugar, escalar los mercados de capitales para poder canalizar el ahorro hacia inversiones productivas para poder financiar el crecimiento de las empresas europeas.

Los datos son bien conocidos. Europa dispone de mucho talento, grandes universidades y centros de investigación, startups innovadoras, pero la fragmentación de los mercados y la falta de capital les impide crecer. Cuando las empresas llegan a la frontera de la financiación de 500 millones de euros, tienen que irse fuera de la Unión Europea para poder ser financiadas o ser adquiridas por fondos de inversión extranjeros. Y todos conocemos ejemplos claros, 58 de los unicornios que se desarrollaron en 2022 en Estados Unidos habían nacido en Europa.

Esto nos tiene que dar mucha confianza en la capacidad que tenemos, pero también mucha determinación. Tenemos que conseguir que las ideas, las empresas y las tecnologías nacidas en la Unión Europea puedan quedarse en Europa, puedan crecer y prosperar en Europa. Y aquí de nuevo, el Banco Europeo de Inversiones está llamado a jugar un papel importante, porque más allá de las propuestas legislativas de las que ya he hablado y del trabajo de los Gobiernos nacionales, el Banco Europeo de Inversiones es en sí mismo un vehículo paneuropeo para movilizar el ahorro y canalizarlo hacia la inversión productiva en Europa.

Así que se trata de escalar los programas de éxito, desarrollar nuestros instrumentos que atraigan la inversión privada hacia las empresas y los proyectos europeos. Y eso es lo que estamos haciendo, tratando de contribuir a un verdadero mercado de capitales europeo, muy enfocados en cubrir las lagunas que hay en la financiación a lo largo de todo el ciclo de vida de las empresas y a lo largo del ciclo de vida de la innovación, desde la investigación básica hasta el crecimiento de las startups en Europa.

Por ejemplo, uno de los programas en los que estamos trabajando y que ya he tenido ocasión esta mañana de comentarlo con alguno de los inversores presentes es la exitosa iniciativa European Tech Champions. Hemos cerrado acuerdos con esta iniciativa para invertir en el escalado de startups europeas. Ya hemos cerrado acuerdos por unos 2 000 millones de euros, movilizando una inversión cinco veces superior en Europa en el capital de las startups, esto en un año y medio de funcionamiento. De aquí al año que viene, tenemos previsto agotar el capital de 3 000 millones de euros de la inversión inicial que nos habíamos marcado como objetivo en un plazo de tiempo muy corto.

Y España es un gran ejemplo del éxito de la European Tech Champions Initiative. Ya se han financiado dos startups en nuevas tecnologías y hemos cerrado un acuerdo con el primer megafondo español de 1 000 millones de euros, el fondo Kembara precisamente liderado por un gallego. Hoy hay una gran acumulación de talento gallego aquí en esta sala. Esperamos de aquí al año que viene ayudar a un segundo megafondo español a lograr ese objetivo de los 1 000 millones de euros.

Además de escalar la European Tech Champions Initiative, estamos trabajando en un programa «Tech-EU» que permita movilizar grandes inversiones en capital venture debt o incluso garantías cruzadas para apoyar a las empresas innovadoras en tecnologías limpias, en inteligencia artificial, en chips, en computación de alto rendimiento y cuántica, en ciencias de la salud, en neurotecnología, apoyando también a la capacidad industrial de Europa.

Desde 2018 hemos financiado aproximadamente 3 000 millones de euros de inversiones en inteligencia artificial dentro de un marco de innovación tecnológica más amplio. Son muchos los proyectos en España que están en marcha, desde el pionero centro de investigación en inmunología que estamos financiando con Criteria Caixa, a la fabricación con componentes avanzados para energía eólica de Haize o el chip cerebral de grafeno desarrollado por INBRAIN para tratar los desórdenes neurológicos, estos son solo algunos de los ejemplos de las inversiones y los proyectos en marcha en nuestro país en este ámbito de las tecnologías disruptivas que están financiándose desde el Banco Europeo de Inversiones.

Voy concluyendo justamente con esta reflexión casi un año después de tomar la posición de presidenta del Banco Europeo de Inversiones y de mis visitas a los 27 Estados miembros, justamente ayer, muy tarde, aterricé de Malta. En este primer año, tenía como compromiso visitar los 27 Estados miembros, los 27 accionistas del Banco Europeo de Inversiones, y solo me falta un viaje la semana próxima a Hungría. Durante estas visitas a los 27 Estados miembros de la Unión, he tenido la ocasión de conocer sobre el terreno algunos de estos proyectos innovadores europeos y de ver el importante papel del Banco Europeo de Inversiones en la financiación de estos proyectos.

Somos un socio clave para que las empresas, para que los directivos y los líderes puedan hacer esa visión y que se mejore con ello la vida de millones de ciudadanos en toda Europa. De la misma manera en que mi puesto anterior, como vicepresidenta del Gobierno de España, pude recorrer nuestro país y comprobar sobre el terreno el gran talento, la creatividad, los excelentes directivos, los grandes proyectos empresariales que se están desarrollando en España.

Y pude comprobar sobre el terreno también el gran impacto de los fondos europeos, de los fondos Next Generation EU que ya han sido mencionados aquí por el presidente de la diputación para apoyar proyectos innovadores en todo el territorio, proyectos transformadores que explican la fuerte recuperación de la economía española, el fuerte crecimiento que se mantiene hasta hoy, pero sobre todo, el cambio estructural que se está produciendo hacia actividades con mayor valor añadido, con mayor capital tecnológico que, naturalmente, generan también mejores puestos de trabajo. Precisamente ayer hemos firmado el primer acuerdo con el Banco Europeo de Inversiones para movilizar los préstamos Next Generation con más de 200 millones de euros para la Comunidad de Madrid.

Y es que más allá del ruido y de los debates, hay una revolución tecnológica en marcha de la que Europa y España son protagonistas y tienen que seguir siéndolo en estas nuevas fases para poder seguir teniendo una voz fuerte en el mundo, en este nuevo orden internacional que se está conformando y sobre todo para seguir cumpliendo con los ciudadanos el compromiso de la garantía de un futuro próspero para las generaciones más jóvenes. Son grandes los retos, sí, pero ya se ha dicho aquí que también son grandes las oportunidades. Una buena parte de nuestra ciudadanía y de nuestras empresas están aprovechándolas, y el Banco Europeo de Inversiones seguirá siendo un socio fundamental de las instituciones y de las empresas grandes y pequeñas para que todos estos proyectos sigan desarrollándose.

No voy a hacerles pasar por la vergüenza de levantarse a las personas del Banco Europeo de Inversiones que están aquí hoy, pero a lo largo de los distintos encuentros durante el día, no duden en hablar con ellos, porque justamente lo que queremos es encontrar buenos proyectos, proyectos importantes para el futuro de España que podamos seguir apoyando.

Esta es la realidad que nos tiene que dar mucha confianza para el futuro y, sobre todo, la determinación para seguir trabajando juntos, para seguir impulsando la colaboración público-privada y guiándonos por los principios que nos han llevado al éxito en estos últimos años para seguir construyendo una Europa fuerte, segura, próspera y en paz. Les dejo con esta idea final para que la doten de contenido durante la jornada de hoy, que será, seguro, muy productiva, en definitiva, para que junto a la tecnología pongan ustedes el factor humano. Muchas gracias.