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El secreto para lograr unas deliciosas patatas fritas crujientes es un aceite bien caliente. Después, ese mismo aceite usado puede transformarse en «biocombustible» para camiones o aviones. Y si se produce suficiente biocombustible, se pueden reducir las emisiones de carbono de todos los tipos de transporte, sobre todo en sectores difíciles de descarbonizar, como los vehículos pesados y la aviación.

La empresa española Moeve está construyendo una planta de producción de biocombustibles de segunda generación en Huelva (Andalucía) que podrá procesar 600 000 toneladas anuales de residuos grasos, aceites y otros desechos para producir biodiésel HVO (aceite vegetal hidrotratado) y combustible de aviación sostenible. Esto equivale a un 1 % de todo el combustible de aviación consumido en Europa.

«Lo que producimos en esta planta, que es relativamente nueva, es diésel renovable. Contiene exactamente la misma molécula que el diésel tradicional o el queroseno para la aviación», afirma Matteo Vaglio, director de Biocombustibles de Moeve, la antigua Cepsa. «Lo único que cambia es el origen de la molécula, que no es fósil sino orgánico, puesto que procede de residuos».

Como explica Matteo Vaglio, la ventaja radica en poder utilizar el biocombustible en motores diésel o de aeronaves existentes sin ningún tipo de adaptación. «El cliente no tiene que hacer ninguna inversión para poder utilizarlo. Se puede ir a la gasolinera hoy mismo y llenar el depósito del coche con combustible 100 % renovable».

Moléculas verdes

La nueva planta de biocombustibles forma parte del cambio de rumbo estratégico de Moeve hacia la energía verde. Moeve, la segunda empresa de petróleo y gas más grande de España, se ha fijado como objetivo reducir sus emisiones de carbono en un 55 % de aquí a 2030 y lograr la neutralidad en carbono para 2050. La transición de la empresa también implica la instalación de puntos de recarga ultrarrápida para vehículos eléctricos en sus estaciones de servicio en España y Portugal.

El Banco Europeo de Inversiones apoyará a Moeve con un préstamo de 415 millones de euros para la nueva planta de biocombustibles que está construyendo junto a Bio-Oils, una filial de Apical, empresa líder con sede en Singapur especializada en el procesamiento de aceites vegetales. Se prevé que la inversión total en la planta alcance los 1 200 millones de euros.

«Moeve es una auténtica pionera», afirma Luis Velosa, responsable de préstamos del Banco Europeo de Inversiones que trabaja en el proyecto. «En comparación con las demás empresas de petróleo y gas, Moeve tiene la estrategia de descarbonización más ambiciosa».

La transición energética ofrece a Moeve la oportunidad de pasar de ser una petrolera relativamente pequeña a convertirse en un líder de «moléculas verdes», como las que se encuentran en los biocombustibles y el hidrógeno verde.

«Las moléculas verdes de origen orgánico o sintético son la única solución para descarbonizar el transporte pesado, por tierra, mar y aire», explica Vaglio. «Europa no podrá alcanzar su objetivo de cero emisiones netas en 2050 sin las moléculas verdes».

«Las moléculas verdes de origen orgánico o sintético son la única solución para descarbonizar el transporte pesado, por tierra, mar y aire».
Matteo Vaglio

Director de Biocombustibles en Moeve

Combustibles a partir de grasas

La nueva planta de biocombustibles en Andalucía utilizará tecnología de vanguardia para convertir aceites usados y otros residuos en biocombustibles avanzados. Funcionará de la siguiente manera:

  • Los residuos crudos, como los aceites, se someten a un proceso de «refinado» que implica varias etapas de filtrado y purificación. A continuación, se preparan para ser convertidos en combustible renovable.
  • Las moléculas grasas no saturadas se descomponen en un proceso llamado hidrogenación, que añade átomos de hidrógeno para crear moléculas de hidrocarburos de origen orgánico.
  • Durante el proceso, los átomos de estos hidrocarburos se enlazan en largas cadenas de carbono. Estos nuevos hidrocarburos pueden transformarse en combustibles y gases renovables que, a su vez, pueden utilizarse en motores u hornos de combustión interna tradicionales.

La nueva planta ha sido diseñada para tener un impacto medioambiental reducido o nulo. Para el proceso de producción se utilizará energía renovable, hidrógeno verde y, posiblemente, biogás, así como aguas recuperadas.

La planta procesará tres tipos de residuos: desechos agrícolas, que esencialmente son subproductos de la fabricación de diferentes tipos de aceites vegetales (agua oleosa, pulpa, piel, cáscara), aceites de cocina usados y grasas animales.

Los residuos agrícolas son los más codiciados, ya que las directivas europeas exigen una cantidad mínima de estos desechos para la producción de biocombustibles, mientras que imponen un límite máximo para los aceites de cocina, ya que un uso excesivo podría resultar en fraude. «Imagínense que se utilizan treinta litros de aceite para freír una sola gamba, y luego ese aceite se vende como aceite de cocina usado», explica Vaglio.



Desperdicio cero

La recogida de este tipo de residuos es un negocio pujante.

«En España, se están empezando a ver muchas empresas que recogen aceite», afirma Daniel Colino, responsable de préstamos del Banco Europeo de Inversiones que también trabaja en el proyecto. Gran parte del aceite usado procede de cadenas de comida rápida como McDonald’s, mientras que una cantidad más reducida proviene de los hogares.

«Las nuevas directivas de la UE sobre energía renovable y combustibles de aviación sostenibles están fomentando un mercado para estos residuos, que se utilizan como materias primas. Las directivas exigen que el diésel y otros combustibles contengan un mínimo de biocarburantes (normalmente un pequeño porcentaje) de aquí a 2030, y que la proporción aumente considerablemente para 2050.

Según Carmine Marzano, ingeniero principal de la división de Bioeconomía del Banco Europeo de Inversiones, una ventaja de la nueva planta de Moeve es su capacidad de procesar diferentes tipos de residuos. «Esto es muy importante porque las materias primas orgánicas no son infinitas en el mundo, y los objetivos de la UE son muy ambiciosos», afirma.

Moeve está desarrollando una unidad de negocio específica que se encargará de adquirir aceites usados y otros residuos de toda Europa, y se apoyará en su socio para la compra de residuos en Asia. Ahora bien, Matteo Vaglio manifiesta que la planta dará prioridad a los residuos procedentes de Europa con el fin de limitar la huella de carbono de la empresa. «Cuanto más cerca esté la materia prima, mejor, porque no habrá que transportarla», declara.

Antes de que los biocombustibles crearan un mercado para dichos residuos, gran parte del aceite de cocina usado o los subproductos de la fabricación de aceites vegetales terminaban en vertederos o en balsas en plantaciones de palma u olivares, y esos residuos oleosos contaminaban el suelo.

«Se trata de un concepto muy importante de circularidad», afirma Matteo Vaglio. «El problema pasa a ser la solución: los residuos se transforman en moléculas de energía verde».

Ventajas de Andalucía

Moeve venderá su combustible de aviación sostenible en siete aeropuertos de España. ©BlackFarm/ Shutterstock

Moeve venderá sus biocombustibles directamente a través de su red de más de 1 800 estaciones de servicio y en 7 aeropuertos y 60 puertos de España, así como a través de su plataforma de comercio internacional. «La empresa ya dispone de redes y clientes», explica Daniel Colino, del Banco Europeo de Inversiones.

Moeve opera otra planta de biocombustibles en Andalucía y también está desarrollando el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, uno de los proyectos de hidrógeno más importantes hasta la fecha. Los nuevos proyectos representan una oportunidad para Andalucía, una región de cohesión con una elevada tasa de desempleo (alrededor del 19 %). En general, se espera que los proyectos generen 10 000 puestos de trabajo a nivel regional, entre ellos 1 000 directos en las plantas energéticas de Moeve.

Según Matteo Vaglio, Andalucía podría convertirse en «la región más competitiva de Europa» en moléculas verdes como los biocombustibles y el hidrógeno verde. «Hay tierra, sol, viento, agua y acceso a rutas comerciales estratégicas, todos ellos elementos fundamentales para el desarrollo de las energías renovables y los biocombustibles», explica.

«Es difícil encontrar otras regiones europeas que reúnan todos estos elementos».